Matías Michelini, enólogo argentino, conocido por su propuesta de vinos biodinámicos, estuvo por Ica junto a José Moquillaza, productor vitivnícola, con el objetivo de elaborar los primeros vinos ecológicos peruanos de clase mundial e irreproducibles por las características de la tierra y el clima en que la uva se desarrolla.
“A través del vino la gente puede descubrir un lugar, una cultura, su gente, su suelo, su clima. El vino puede hablar de todo eso con sus aromas, sabores, con su frescura, con todas sus características”, explica.
En su proyecto personal, Passionate Wine, aplica ese apego a lo que la tierra ofrece y el reconocimiento internacional que ha logrado por los vinos que elabora en el Valle de Uco, en Mendoza, indican que no se ha equivocado.
“Creo que Perú, con su identidad tanto de país como de gastronomía y cultura, debería tener vinos con esta personalidad e identidad propia también”, reflexiona.
En el valle de Ica, los expertos exploraron las particularidades de las uvas pisqueras, como la quebranta, la Italia, la torontel y la moscatel, uvas pisqueras de nuestra región de las cuales dijo: “Son uvas autóctonas o que llevan muchos años cultivadas en este territorio, por lo que han adquirido un carácter y una personalidad propios, eso encaja con este proyecto, que busca precisamente hacer vinos que hablen de la cultura del país y de los lugares donde están plantados los viñedos”..
Ambos (Michelini y Moquillaza) han iniciado la producción de tres vinos: uno con uva Italia, uno con uva torontel, y un tinto elaborado con uva quebranta y moscatel. El nivel de producción es de mil botellas por cada variedad y el lanzamiento está planificado para las fiestas de fin de año.
Michelini adelanta que en los dos blancos espera ‘vinos intensos en aroma, muy frescos en boca, vinos que tengan nervio y cierta estructura, como para acompañar toda la gastronomía de mar’, mientras que en el llamado Tinto de Ica la expectativa es de ‘un vino ligero, refrescante, fácil de tomar, muy frutado, muy alegre, muy como para todos los días’.
A futuro, al enólogo le interesa repetir los vinos producidos en esta vendimia. “Este año es una aventura, pero con fuertes ideales de convertirse en proyecto que crezca. Perú tiene valles cerca al océano, valles de desierto, valles de montaña, con esta diversidad de lugares y terruño si o si tiene que haber una diversidad de productos y de vinos, eso me parece maravilloso. Hay un gran potencial de crecimiento a futuro”, augura.
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