En la década pasada la superficie cosechada tuvo una grave caída, al pasar de 93,250 hectáreas en 2005 a 26,711 hectáreas en 2015; en tanto que la producción de algodón disminuyó de 207,316 toneladas en 2005 a 70,200 toneladas en 2015, según cifras del Minagri.
Este decrecimiento ha impedido abastecer a la industria textil local y poco a poco las importaciones de algodón, fibras e hilados han crecido en forma paralela a la pérdida de productividad y competitividad del algodón peruano, citó el semanario Comexperú.
Entre los factores podemos citar la baja rentabilidad frente al algodón producido con semillas genéticamente modificadas en otras partes el mundo. Ello beneficia a toda la cadena del sector textil y confecciones a la que el agricultor peruano no puede acceder por efecto de una moratoria a los transgénicos en nuestro país.
Colombia, mientras tanto, avanza más rápido hacia la recuperación de su producción de algodón, la cual se encuentra en similar situación que la nuestra, ellos vienen apostando por la introducción de la semilla transgénica de algodón. El algodón transgénico contiene una modificación genética que le otorga resistencia frente a ciertos insectos y plagas, que disminuye el uso de pesticidas en gran magnitud, lo que genera un mayor ahorro para los productores.
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