Durante 4,000 años, complejos arqueológicos peruanos sobrevivieron terremotos, conquistadores españoles y hasta una revolución sangrienta. Pero poco pudieron hacer contra las inmobiliarias que tratan de aprovechar el auge económico de Perú, según un artículo publicado por The Wall Street Journal.
El rápido ascenso de la economía moderna choca con los restos de sociedades milenarias de tal manera que minimiza los saqueos que por mucho tiempo han vandalizado las ruinas peruanas.
Walter Alva, arqueólogo peruano que ha realizado algunos de los descubrimientos más importantes de los últimos 30 años en el país sostiene: “Es muy difícil compatibilizar la protección del patrimonio con el interés económico”.
Durante la última década, Perú ha registrado un crecimiento anual promedio de más de 6%, el más acelerado de Sudamérica. La inversión extranjera en este país rico en minerales pasó de US$ 1,600 millones en 2004 a US$ 10,000 millones en 2013.
Conforme la clase media impulsó la demanda de viviendas y automóviles, la tasa de pobreza cayó de casi 60% a 24%.
No obstante, la protección de fortalezas y pirámides andinas se ha quedado atrás, dicen funcionarios y arqueólogos, que en parte culpan a un presupuesto para la arqueología que apenas llega a los US$ 7.3 millones.
Menos de 20% de los 14,000 sitios arqueológicos en la base de datos del Ministerio de Cultura han sido mapeados por el gobierno para determinar sus límites precisos. Sólo 133 sitios han sido incluidos en un catastro de tierras que les otorga mayor protección.
Las Líneas de Nazca, los enormes jeroglíficos marcados en el desierto al sudeste peruano hace 2,000 años, han sido dañadas por la urbanización, la minería informal, agricultores y la construcción de carreteras. El Ministerio de Cultura planea presentar al menos 10 denuncias penales contra los responsables.
Los defensores de la preservación de la historia peruana insisten que los daños son irreparables. “Es como quemar un libro que nunca más nadie va a leer”, asevera Ruth Shady, una arqueóloga peruana y experta en la civilización Caral-Supe. “Estás perdiendo la información que el libro contiene”.
Proteger el patrimonio cultural es un desafío global.
En Perú, el clima seco de la costa ayudó a preservar un rico tesoro de textiles de miles de años de antigüedad hechos de alpaca, vicuña y algodón, así como cerámicas coloridas y joyas bañadas en oro.
Eso ha sido un imán para los arqueólogos que han acudido en masa a Perú desde la época de Hiram Bingham, el explorador estadounidense al que se le atribuye el descubrimiento de la ciudadela inca de Machu Picchu en 1911. Sin embargo, es un obstáculo para las inmobiliarias que enfrentan retrasos burocráticos.
Contugas, una filial del colombiano Grupo Energía de Bogotá, afirma que se topó con 10 sitios arqueológicos cuando construía un gasoducto de casi 300 kilómetros para transportar gas natural a la ciudad de Ica, en el sur de Perú. El proyecto, que se completó en abril, tuvo un retraso de 200 días debido a solicitudes del gobierno para que esquivara las zonas arqueológicas, dijo un vocero de la empresa.
Los arqueólogos señalan que nuevos proyectos de inversión, entre ellos un gasoducto de casi 1,000 kilómetros que será construido por la brasileña Odebrecht y la española Enagás, afectarán decenas de sitios arqueológicos.
Las compañías deben contar con un arqueólogo en el lugar para excavar y recuperar los objetos y tumbas para protegerlos en casos en que no es posible detener o alterar el proyecto, pero eso causa retrasos.
El Ministerio de Cultura dice que está en busca de un equilibrio entre la protección del patrimonio y asegurarse de que la arqueología no sea un obstáculo para el desarrollo, mientras tanto qué, seguimos siendo mudos testigos de la despreciable destrucción de nuestro patrimonio?
No hay comentarios:
Publicar un comentario