Los agujeros en forma de espiral ubicados en el desierto de Ica se tratarían de pozos para extraer agua del subsuelo elaborados con un avanzado conocimiento de ingeniería hidráulica por peruanos de la cultura Nasca, hace más de 1,000 años.
La investigación, conducida por la científica peruana Rosa Lasaponara, del Instituto de Metodologías para el Análisis Ambiental, con sede en Italia, da cuenta en reciente entrevista con la BBC de Londres, que con estos pozos los antiguos peruanos desarrollaron una agricultura extensiva que les permitió sobrevivir en uno de los territorios más áridos del planeta.
Explicó que los también llamados “puquios” (en idioma quechua) constituyen un sofisticado sistema hidráulico construido para recuperar el agua de los acuíferos subterráneos. Para ello diseñaron estructuras en forma de espiral para facilitar el ingreso del viento -intenso en esa parte del Perú en la mayor parte del año-, y de esa manera lograr por gravedad que el líquido vital brote hacia la superficie.
Evidencian una profunda investigación de la geología de la zona y de las variaciones en la disponibilidad del agua durante el año, lo que ha permitido su operatividad luego de más de 1,000 años, que demuestra el avanzado conocimiento de los antiguos peruanos, para asegurar la supervivencia humana y la vida en general a través del agua.
Estos hallazgos y conclusiones científicas acerca de uno de los misterios ocultos para la arqueología, la ingeniería y la ciencia están consignados en el libro “El Antiguo mundo Nasca: nuevas aportaciones de la ciencia y la arqueología”, elaborado por Lasaponara y su equipo de colaboradores, que será presentado a finales de año.
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